Escritora española
Conocida principalmente por su obra poética.
Obras: Los devaneos de Erato, El botón de oro, Llenar tu nombre...
Género: Poesía y novela
Cónyuge: Ismael Sánchez Abellán
Hijos: Ruth Gabriel
Nombre: Ana María Bueno de la Peña
Ana Rossetti nació el 15 de mayo de 1950 en San Fernando, Cádiz.
En el año 1980 aparece su primer libro, Los devaneos de Erato, Premio Gules de Poesía.
Devocionario (Madrid, Visor, 1986) recibió el premio Rey Juan Carlos de Poesía.
Autora de poemarios como Indicios vehementes, con el libro de relatos Alevosías obtuvo el Premio de La Sonrisa Vertical en 1991.
En 1996 editó La nota del blues, que completaba su obra poética.
En su obra aparece el erotismo junto a la liturgia católica. Su exuberante poesía linda con un cierto barroquismo, intimista, desinhibida, alejada de modas.
Madre de la actriz Ruth Gabriel.
«Las mujeres seguimos siendo lo otro, ni se nos lee igual, ni se nos juzga igual».
Ana Rossetti
Obras
Poesía
Los devaneos de Erato, 1980
Dióscuros, 1982
Devocionario, 1985
Indicios vehementes, 1985
Yesterday, 1988
Apuntes de ciudades, 1990
Virgo potens, 1994
Punto umbrío, 1996
La nota del blues, 1996
Ciudad irrenunciable 1998
La ordenación: retrospectiva (1980-2004)
Llenar tu nombre, 2008
El mapa de la espera, 2010
Deudas contraídas, 2016
Narrativa
Plumas de España, 1988
Prendas íntimas 1989
Hasta mañana, Elena, 1990
Alevosías, 1991
'Mentiras de papel, 1994
Una mano de santos, 1997
El antagonista, 1999
Recuento. Cuentos Completos, 2001
El aprendizaje personal, 2001
El botón de oro, 2003
FESTIVIDAD DEL DULCÍSIMO NOMBRE
Yo te elegía nombres en mi devocionario.
No tuve otro maestro.
Sus páginas inmersas en tan terrible amor
acuciaban mi sed. Se abrían, dulcemente,
insólitos caminos en mi sangre
-obediente hasta entonces- extraviándola,
perturbando la blancura espectral
de mis sienes de niña cuando de los versículos,
las más bellas palabras, asentándose iban
en mi inocente lengua.
Mis primeras caricias fueron verbos,
mi amor sólo nombrarte
y el dolor una piedra preciosa
en el tierno clavel de tu costado herido.
Flotaba mi mirada en el menstruo continuo
del incesario ardiente y mis pulsos,
repitiendo incesantes arrobada noticia,
hasta el vitral translúcido, se elevaban.
La luz estremecíase con tu nombre,
como un corazón era saltando entre los nardos
y el misal fatigado de mis manos cayendo,
estampas vegetales desprendía
cual nacaradas fundas de lunarias.
Párvulas lentejuelas entre el tul,
refulgiendo, desde el comulgatorio
señalaban mi alivio.
Y anulada, enamorada yo
entreabría mi boca, mientras mi cuerpo todo
tu cuerpo recibía.